Para hablar de los orígenes de Cerámicas Alonso hay que remontarse a 1930, año en el que los progenitores de los dueños actuales, de manera totalmente manual, comenzaron a fabricar tejas y ladrillos macizos o atabón. Posteriormente, se iniciaron en la elaboración de ladrillos huecos de diferentes medidas. En el año 1979 se constituyó Cerámicas Alonso, S.L., y desde ese momento tuvieron el objetivo de modernizar la producción con las últimas tecnologías del mercado, así como también quisieron fabricar lo que hoy es su producto estrella y más innovador: el Bardo-machihembrado o también llamado Rasillón o Tablero. Esta compañía fue la primera empresa en especializarse en la fabricación de bardos de gran tamaño. Para ello, se basan en la utilización de sistemas punteros y materia prima de primera calidad. «Ofrecer calidad a buen precio, además de un excelente servicio a clientes y distribuidores ha sido y es nuestro principal objetivo», apuntan desde Cerámicas Alonso. La filosofía de la marca pasa por ser, en todo momento y cada día más, una de las empresas más modernas de su sector. Esto se consigue contando con la tecnología necesaria para ofrecer ladrillos y bardos de calidad, siempre a precios competitivos.
Liderazgo y motivación
Quieren liderar la producción y comercialización de productos cerámicos, sin olvidar nunca las expectativas de los clientes, que son cada vez más exigentes. «Para conseguir lo que queremos, es de suma importancia el uso de una filosofía que nos permita tener un personal motivado. Mantenemos implicados a nuestros empleados para ofrecer el máximo rendimiento, y creemos en la delegación de funciones, así como en la capacitación del personal y del trabajo en equipo. Esta es la única forma para conseguir los objetivos empresariales que nos marcamos», añaden desde la empresa. El sector de la cerámica es muy competitivo, y hablamos de un mercado en el que de manera continua aparecen nuevos productos. Esto obliga a esta compañía a estar siempre al día, muy despierta en materia de innovación y aumentando su oferta: «Hemos creado productos complementarios a los que ya teníamos, entre los que se encuentran escalones cerámicos, tabicones, botelleros y bardos de hasta dos metros de tamaño… Con los años, también hemos desarrollado bardos de distintos tipos: biselados, lisos, huecos…». Este compromiso con la renovación constante del sector cerámico se traduce también en un compromiso con sus trabajadores. La pandemia de la COVID-19 fue un duro golpe para todas las empresas, y en Cerámicas Alonso, además de adaptarse a las circunstancias sanitarias, se propusieron dos objetivos concretos: mantener todos los puestos de trabajo y atender de la mejor manera posible las demandas que seguían recibiendo por parte de sus clientes. «Cumplimos ambos con creces y nos pudimos sobreponer a la situación», comentan con orgullo. De cara a los próximos años, Cerámicas Alonso quiere adaptar sus instalaciones a las nuevas exigencias energéticas y medioambientales : «Estamos estudiando la colocación de paneles solares, con el propósito de reducir las emisiones de CO2 y generar energía limpia, muy necesaria para la fabricación de nuestros productos ». A su vez, están trabajando en la elaboración de una auditoría medioambiental para cumplir con la exig enc ia de la Orde n TEC/1023/2019, referente a la responsabilidad del medio que requiere la actividad relacionada con la cerámica, así como también están tramitando las certificaciones VERDE, LEED Y BREAM, una certificación internacional que quieren aplicar a sus ladrillos y bardos.